MEFISTÓFELES: ¿Por qué dejas marchar a esa linda muchacha, que tan deliciosamente cantaba para incitarte a bailar?
FAUSTO: ¡Ah! En medio del canto , saltó de su boca un ratoncito colorado.
MEFISTÓFELES: ¡Vaya una razón! Eso no hay que tomarlo a pecho. Ya basta que el ratón no fuera gris. ¿Quién hace caso de ello en la hora propicia del amor?
FAUSTO: Luego vi …
MEFISTÓFELES: ¿Qué?(…)
FAUSTO: ¡Qué delicia! ¡Qué tormento! No puedo sustraerme a su mirada. ¡Cuán singular es que adorne su hermoso cuello un solo cordoncito rojo no más ancho que el borde de una cuchilla!MEFISTÓFELES: En efecto. También lo veo yo. Puede así llevar la cabeza bajo el brazo, pues se la cortó Perseo.
(Diálogo entre Fausto y Mefistófeles en la noche del aquelarre)
Fausto, Goethe.
lunes, 23 de abril de 2007
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